Meditaciones

La meditación puede definirse por sus dos cualidades persistentes: la repetición de una frase o enunciado, y la contemplación profunda y prolongada. Estos aspectos del arte meditativo permiten su perfecta integración en la práctica artística contemporánea, complementando la abstracción, el minimalismo y la performance.

Los artistas contemporáneos han adoptado, consciente o inconscientemente, la meditación en sus obras de dos maneras significativas. La primera, la repetición del gesto, es paralela a la pronunciación repetida de los cantos budistas o a la práctica meditativa de la escritura repetida de sutra, hasta que las palabras se desconectan completamente de sus significados. El producto final no es simplemente una pintura o un dibujo, sino también un registro físico del tiempo invertido en la creación de una obra. Estos artistas adoptan el acto de hacer marcas como una meditación en sí misma; para muchos, es una práctica diaria, auténticamente integrada en sus vidas.

Sin embargo, el arte meditativo no solo consiste en un gesto repetido, sino también en una contemplación prolongada por parte del artista y del espectador. Estas obras crean un espacio para momentos de pausa e invitan al espectador a mirar y contemplar de forma prolongada.

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