Partes de un terno eclesiástico, ca. 1730
Casulla
Capa pluvial con capucha

Atribuido al taller de Manuel José de Mena Cárdenas
México, 1711-1752
Raso de seda con bordados en hilo de seda e hilo y pasamanería metálicos
Costume Council Fund
M.85.96.1, .7a-b

Bordadas para la Iglesia, las vestiduras litúrgicas se cuentan entre las expresiones artísticas más fastuosas del México dieciochesco. Estas prendas, que conferían un aura especial a los vicarios de Cristo, fueron elaboradas a juego tanto por maestros artesanos en talleres gremiales como por monjas en los conventos. La calidad de los bordados, unida al abundante uso de oro y seda, permite hacerse idea de los cuantiosos recursos invertidos en su producción. Estos lujosos atavíos, concebidos con arreglo a un programa estético y de diseño procedente de Europa y en los que se emplean sedas e hilos de oro y plata importados de China y España, ilustran la confluencia de culturas que fue posible gracias a las redes globales de comercio.