Esta selección de carteles de algunos de los artistas gráficos más importantes de la época (entre ellos Jules Chéret) anuncia las sensacionales y ampliamente emuladas actuaciones de la “danza de las mariposas” de Loïe Fuller, en las que se proyectaban luces eléctricas caleidoscópicas sobre su vestido blanco mientras se desplazaba por el escenario. La técnica relativamente nueva de la cromolitografía (impresión en cuatro colores), utilizada para producir estos carteles, encajaba perfectamente con el acto de Fuller: ambos celebraban la energía cinética que el color añadía a las artes comerciales en la segunda mitad del siglo XIX.