Las bailarinas javanesas que aparecieron en la Exposition Universelle de 1889 fueron tan populares que siguieron actuando en otros locales parisinos y europeos bajo la dirección de un administrador colonial holandés. Sus gestos y trajes característicos se reprodujeron en muchos formatos, incluido un cuadro de tamaño natural que constaba de figuras de cera tanto de los bailarines en el escenario como de los miembros masculinos del público (entre ellos “Buffalo Bill” Cody). En la exposición de 1900, la danza javanesa adoptó una forma totalmente distinta, apropiada por la bailarina francesa Cléo de Mérode en una atracción multimedia llamada Phono-Cinéma-Théâtre, que sincronizaba película y sonido.