Para la Exposición Universal de 1900, un troittoir roulant, o banqueta móvil, transportó a decenas de miles de visitantes diariamente a través de las dos millas (tres kilómetros) del recinto ferial. En comparación con el metro de París, que también se estrenó durante la exposición de ese año, la banqueta móvil estaba descubierta y elevada a seis metros del suelo, lo que no solo ofrecía un movimiento acelerado, sino que también ponía la visión en movimiento. Por ello, fue objeto de gran atención artística y popular: su altura y velocidad fueron celebradas en grabados, acuarelas y juegos de mesa (que también se encuentran en esta sala), y captadas en película.