Los juguetes ópticos que se muestran aquí se originaron en la época de la Ilustración y se comercializaron en el siglo XIX. Comercializados como algo edificante y entretenido, estos aparatos dependían de la capacidad de la visión humana de sintetizar imágenes individuales en una secuencia de movimiento aparentemente suave. Antes del cine como tal, los juguetes ópticos servían para organizar la información sensorial y centrar la atención, fomentando la idea de que ser espectador era una destreza que se podía perfeccionar y utilizar por placer.