A partir de la década de 1850, los fotógrafos jugaron con el género de la fotografía de truco, utilizando exposiciones múltiples y otras técnicas para duplicar, decapitar y alterar de alguna manera la figura humana captada por la cámara. Estas fotografías novedosas coincidieron con la edad de oro de la magia de escena como entretenimiento de masas (en torno a 1880–1930), que a su vez inspiró los efectos especiales cinematográficos de Georges Méliès, Segundo de Chomón y otros innovadores tempranos.