La salle de cinéma

El cine tal y como lo conocemos hoy surgió en París en 1907, poco más de una década después de la primera proyección pública de los Lumière. Al principio, cuando el cine era una mera novedad, encajaba perfectamente en los espectáculos de variedades y las ferias callejeras, junto a otros tipos de entretenimiento. Pero en poco tiempo, el público exigía un suministro constante de nuevas historias cinematográficas. Los exhibidores ya no podían atraer a los compradores de entradas con el viejo material comprado; tenían que establecer acuerdos de alquiler, que favorecía la producción y distribución centralizadas. Tras la apertura de las primeras salles en el centro de París, se extendieron a los suburbios y a las ciudades más pequeñas. Los programas solían ir acompañados de músicos y un narrador, y podían incluir una combinación de noticias o imágenes de actualidad, ficciones y féeries, y representaciones escénicas filmadas de actores notables.       

En la salle de cinéma, el proyector se ocultaba en una cabina, se animaba a los miembros del público a sentarse en silencio en asientos individuales y, finalmente, se oscurecía la sala. Esta configuración eliminaba las distracciones y centraba la atención de los espectadores en la pantalla. Paralelamente, los cineastas experimentaron con las narrativas más largas y las técnicas de cámara y montaje más sofisticadas características del llamado cine clásico de Hollywood. El teatro diseñado para este fin, que marcó el final del periodo explorado en esta exposición, también ayudó a establecer la independencia y la legitimidad del cine como una forma de arte y ocio.