Las paredes de este cuenco jade son tan delgadas que permiten el paso de la luz. Esta translucidez se aprovecha para resaltar el delicado diseño floral del pie del cuenco. El diseño solo es visible cuando se inclina el cuenco para vaciar su contenido. Esta habilidad técnica incomparable puede apreciarse únicamente en las piezas de jade mejor logradas que se fabricaron para el emperador mogol Shah Jahan (r. 1628-58). Más allá de su belleza, este cuenco también es extravagante en la cantidad de jades preciosos que debieron tallarse para alcanzar este nivel de delicadeza.