“La arquitectura es un género que se puede representar con suma perfección [en piedras decorativas]”, escribió el director de los talleres del gran ducado en Florencia a Fernando III, gran duque de Toscana (r. 1790-1801 y 1814-24), tal como lo demuestran los paneles de este gabinete que representan ruinas de la antigüedad. Las piedras no necesitan de ningún adorno para exhibir la textura o apariencia correctas de los monumentos antiguos, a diferencia del modelo hecho en corcho que se encuentra al lado, el cual se revistió con arena y estuco teñidos. Por contraste, las láminas delgadas de piedra translúcida que se utilizaron para representar los amplios cielos que se extienden por detrás de las ruinas se colocaron por encima de papel aluminio y fueron teñidas con color.