La incorporación de los colores naturales de la piedra en el diseño del objeto es una característica de la técnica china de grabado en piedra que se aprecia desde al menos la dinastía Tang (618-906). La especie de jade que se eligió para la liebre exhibe áreas más claras que se usaron para representar la nariz y las patas delanteras del animal, áreas de marrón oscuro que se usaron para la piel más gruesa y áreas jaspeadas en las ancas. Texturas similares pueden apreciarse en el búfalo de agua de jade. El ágata con colores que irradian del núcleo se aprovecha ingeniosamente para representar monos en el interior de una gruta, con vetas de luz de sol sobre las hojas de pino afuera. Los cambios más dramáticos de color ayudan a diferenciar los distintos componentes de la caja con forma de melón.