En la India mogol, el mármol blanco de las minas de Makrana en Rajastán se utilizó como fondo en incrustaciones arquitectónicas vibrantes de piedras preciosas tal como el jade nefrita de Kasgar y Jotán, el lapislázuli de Afganistán y las piedras como cornalina, heliotropo (o piedra de sangre) y ágata provenientes de distintas regiones del subcontinente. Además de los monumentos en sí, esta tradición se registra en pinturas del período como también en dibujos y fotografías posteriores. Si bien las flores de la miniatura mogol reflejaban un creciente interés por la observación científica, los diseños sobre piedra se apoyaban en los orígenes naturales compartidos y en las similitudes entre los materiales y el tema a fin de parecer más realistas.