Imagine lo que sería girar esta joya de caja en su mano. Sobre la laca negra se insertan fragmentos perfectamente moldeados que forman complejos patrones de pañuelos. Los verdes y los morados —todas astillas de nácar— brillan detrás de las flores de hoja de oro.
Aunque lleva la marca de Jiang Qianli, el célebre artista chino de la laca del siglo XVII, esta atribución es meramente especulativa, ya que no se fabricó definitivamente en el siglo XVII ni tampoco en China. Las lacas de Ryūkyū del siglo XVIII son prácticamente indistinguibles de las chinas.