Las lacas negoro reciben su nombre del templo budista de Negoro, en Kanazawa (Japón). Destinadas al uso diario de los monjes, son extremadamente ligeras y resistentes, por lo que son apreciadas por su elegante sencillez. La laca roja, al ser más costosa, se reserva para la capa superior, mientras que las capas interiores son negras. Con el tiempo y el uso, parte de la capa superior se desgasta, y el efecto del negro que rompe con el rojo —como un registro visual de la vida del objeto— pasó a ser valorado estéticamente.