Tom, 1968

Los años que Billy Al Bengston pasó como piloto profesional de motos afectaron profundamente a su práctica artística. Destacaba como pintor de motos, y sobre todo le gustaba rociar múltiples capas de laca de automoción sobre sus duras superficies metálicas. Esta experiencia inspiró su obra posterior: en 1965, Bengston empezó a abollar, martillear, doblar, arrugar e incluso perforar láminas de aluminio para luego pintarlas con espray, creando una serie denominada “dentos”. Entre ellos se encuentra Tom (así como Hatari, en otra parte de la exposición), cuyas numerosas capas de laca sugieren vertiginosas profundidades espaciales, mientras que su acabado de alto brillo devuelve inmediatamente la mirada del espectador a la superficie.