Borde rojo, 1968

Roland Reiss empezó a trabajar con plásticos a principios de la década de 1960 para, en sus propias palabras, “alejarse de las pinceladas, la pintura y el lienzo de los expresionistas abstractos…. Los elementos técnicos de la pintura podían sustituirse por nuevas superficies, colores, texturas, reflectividades y fuerza física”. Borde rojo forma parte de una serie de obras que creó a partir de moldes de látex de paneles de techo utilizados para difundir luces fluorescentes, rociando después los moldes con resina de poliéster en tonos caramelo y recubriéndolos con fibra de vidrio. La superficie resultante, con textura de panal, refleja la luz, lo que genera un efecto óptico que hace que parezca vibrar. Como lo describió Reiss: “Tienes la superficie de [la] pintura misma moviéndose en el espacio”.