Las obras de Elad Lassry se comportan como fotos de productos, ya que despliegan muchas estrategias comerciales: colores suntuosos, vistas frontales y tamaños de impresión que imitan las páginas de las revistas. Lassry da la vuelta a la relación familiar de la publicidad al presentar el objeto de arte como el producto final. Estas fotografías no apuntan a otra cosa fuera del marco, sino que son en sí mismas los objetos de deseo.