A mediados de la década de 1970, Mitchell Syrop comenzó a combinar imagen y texto para realizar cortometrajes y fotografías, a menudo en series o cuadrículas. En estas obras también aprovechó eslóganes publicitarios neutros y abiertos, expresiones coloquiales, clichés cotidianos y referencias bíblicas, que formateó según las convenciones tipográficas estadounidenses. Cuando se consideran juntas, las frases “Míralo” y “Piénsalo” adquieren un tono prepotente. Al combinarlas con una imagen en movimiento de una mujer vestida con una elegante falda y una blusa que camina hacia la cámara, toma un trago del vaso que sostiene mientras mira al espectador y luego se aleja, Syrop acentúa las ambigüedades inherentes tanto al texto como a la imagen.