La cordillera del Diamante, situada en la actual Corea del Norte, es una de las más veneradas de la península coreana. Desde la dinastía Joseon (1392–1910), antes de que la península se dividiera, los pintores literarios solían rendir homenaje a las Montañas del Diamante en una interpretación realista y tradicional. Esta escena reimaginada indica las raíces de Park Dae Sung, que aprendió de los antiguos maestros, así como su apertura a la experimentación contemporánea, como se manifiesta en sus pinceladas audaces y dinámicas.