Los indígenas colombianos tienen ricas tradiciones textiles. Las mantas, que se utilizaban como chales y también como adornos para las casas, pagos de tributos y regalos de lujo, eran una de las posesiones más valiosas e inalienables, y era obligatorio enterrarlas con los caciques (gobernantes) cuando morían. 
  
El algodón era crucial para envolver los cuerpos y las ofrendas, incluso las de metal, y sigue siendo un material esencial en las prácticas espirituales de muchas culturas. En la Sierra Nevada de Santa Marta, las cuerdas de algodón pueden tejer no sólo ropa y bolsas, sino también pensamientos e intenciones.