Encuentro moderno

En 1897, los dos últimos reyes de la dinastía Joseon convirtieron a Corea en un Imperio para señalar sus primeros pasos hacia la modernización, y por invitación de la familia imperial se trajeron fotógrafos a Corea desde Japón para documentar los cambios. La fotografía permaneció en el país y afectó a la forma en que los pintores de tinta tradicionales abordaban su arte. La práctica de la fotografía impactó rápidamente en la comunidad pictórica, y dio lugar a un realismo de la representación nunca antes visto. Una vez que los fotógrafos dejaron de ser necesarios para las cortes reales, los primeros fotógrafos coreanos comenzaron a experimentar con lo que el objetivo podía hacer en términos de la creación de sombras, luz, formas y patrones.