En su mayoría creadas en la última década, muchas de las obras que se exhiben aquí amplifican cuestiones de autofiguración que se exploraron en la galería anterior. Allí, la vestimenta funcionaba como un significante de la desidentificación con los órdenes sociales dominantes, mientras que aquí los atuendos y trajes típicos ceremoniales apelan a formas de pertenencia colectiva. Las prendas escénicas confeccionadas por GRIZ (Liz Collins y Gary Graham), Ann Hamilton y Jeffrey Gibson fueron pensadas tanto para ser usadas en rituales como para ser exhibidas. Hilvanando fuentes culturales dispares, celebran la resiliencia de las formas precarias de vida, a menudo disputadas y subrepresentadas.

En la actualidad, cuando las cuestiones de raza, etnia, religión, género y soberanía dominan el discurso nacional y geopolítico, los tejidos —en la forma de mobiliario, decoración y tapices— articulan y ramifican expresiones de comunidad y parentesco. Creadas durante las revueltas sociales de fines de la década de 1960, las obras de Harmony Hammond, Floorpieces (Piezas de piso, 1973), son el ancla de esta presentación. La contrarrespuesta feminista que proponen a la supuesta autonomía y preeminencia de la pintura surge de una hábil fusión de técnicas tradicionales de fabricación de alfombras realzadas con toques decorativos de acrílico vibrante. En su instalación in situ, Ulrike Müller construye sobre el legado de la innovadora artista lesbiana. Con el implemento de formas de arte aproximadas a la pintura que convencionalmente se asociaban a las artesanías y al diseño de interior, Hinges (Bisagras, 2023) sitúa a los espectadores en un espacio radiantemente queerizado.

Entre las posibilidades mnemotécnicas más poderosas para muchos individuos bajo amenaza de desplazamiento, desarraigo y pérdida de la comunidad, los tejidos se tornan marcadores de identidad en un sentido conceptual tanto como material. Filtrados según el prisma de las genealogías específicas de cada artista, los tapices tejidos en telar manual realizados por Diedrick Brackens, Igshaan Adams y Teresa Lanceta sirven como emotivos pilares de posicionamiento del sujeto colectivo y del sujeto personal.