A principios de la década de 1960, Lenore Tawney produjo un grupo de tapices innovadores con estructuras abiertas —como Vespers (Vísperas)— a los que denominó “formas tejidas”. En 1964, se embarcó en una serie de trabajos sobre papel cuadriculado que fusionan la línea y el hilo, el dibujo y el tejido, desde una perspectiva diferente. El punto de partida para la serie fue el telar de Jacquard, una tecnología textil que Tawney nunca buscó dominar. En su lugar, lo que la cautivó del aparato fue la visión del movimiento. Tawney, inmersa en el estudio de las escrituras del filósofo y teólogo alemán Jakob Böhme (1575-1624), les insufló un significado místico a sus dibujos numinosos que, animados por un diáfano vibrato espacial, cumplieron el papel de “meditaciones”.