Nacida en Barcelona, Teresa Lanceta vivió y trabajó durante décadas con mujeres bereberes de la cordillera del Atlas. Más tarde, amplió esa experiencia de primera mano con una investigación sobre las prácticas textiles que habían sido influyentes en la cultura española tradicionales. A partir de este legado entrelazado, Lanceta desarrolló una práctica de arte conceptual en la que el tejido es su oficio primordial. En Cojín I–IV, disecciona el rombo —un motivo central en el léxico de diseño bereber— en un cuarteto de configuraciones dinámicas que instala en diálogo con el ejemplar histórico, el cojín original. Cuando esa indagación recursiva llagaba a su fin quince años después, Lanceta centró el motivo en un enorme tejido colgante: Adiós al rombo, rosas blancas. Tejiendo ahora con una técnica más suelta y menos refinada, transmutó la paleta de colores vibrantes que solía utilizar por el registro suave de los tapices añejos y gastados.