El oficio

El oficio

El gran reto al que se enfrentaban los fotógrafos en la segunda mitad del siglo XIX no era atraer a los clientes, sino conseguir que volvieran. Las tarjetas de gabinete, baratas y vendidas por docenas, resolvieron ese problema y consolidaron el papel central de la fotografía en la vida de la clase media.

La mayoría de los fotógrafos, especialmente los de los pueblos pequeños, conseguían su clientela al ofrecer una gama de fondos y la oportunidad de elegir entre una amplia variedad de revestimientos. En las bases de los anversos de las tarjetas ponían sus nombres y la ubicación de sus estudios, y llenaban los reversos de las tarjetas con autopromoción. Aunque algunos clientes se quejaban de esta publicidad, lo cierto es que creaba y mantenía el negocio.

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