Sam Francis y Japón: El vacío desbordante

En la obra del artista estadounidense Sam Francis (1923–1994), las estéticas occidental y oriental entablan un profundo diálogo intercultural. Su audaz uso del espacio en blanco y la aplicación fluida y gestual de la pintura pueden evocar el arte y la caligrafía asiáticos, así como el expresionismo abstracto (movimiento con el que se le asocia frecuentemente).
Tras licenciarse en la University of Berkeley en 1950, Francis viajó y se unió a comunidades de artistas en París, Nueva York, Tokio y otros lugares. En París conoció a miembros del grupo japonés de arte de vanguardia Gutai (que significa “concreto”) gracias a una introducción del líder de Art Informel, Michel Tapié (1909–1987); su intercambio artístico duraría décadas. Francis expuso en 1955 en el Museo Metropolitano de Arte de Tokio, y viajó por primera vez a Japón en 1957, cuando Teshigahara Sōfū, maestro de la escuela Sōgetsu de arreglos florales, le encargó un mural para la nueva sede de la escuela. A partir de entonces floreció en el artista una afinidad por el arte y la cultura japoneses que le acompañaría toda la vida.
Las imágenes de Francis evocaron inmediatamente un sentimiento de familiaridad entre los conocedores de Japón, que propusieron que captara su estética. El crítico de arte Yonekura Mamoru describió el espacio blanco del artista como “un vacío desbordante”, y este espacio abierto atrajo al magnate del petróleo y coleccionista de arte japonés Idemitsu Sazō (más tarde el principal mecenas y suegro de Francis). El mecenazgo de Idemitsu permitió a Francis pasar largas temporadas en Tokio, algo que hizo con frecuencia hasta una edad avanzada.
Esta exposición es la primera en la que se compara directamente la obra de Francis con el arte japonés de artistas históricos y contemporáneos, y en la que se exploran áreas de enfoque relacionadas. La exposición revela áreas de cruce entre los grabados y pinturas de Francis y la estética pictórica, los motivos, la caligrafía y la composición japoneses, así como el impacto que tuvo Francis en los artistas de Japón a través de su lenguaje visual compartido.