Uno de los temas principales de Lee Jung-soeb era el buey, un símbolo de la ética coreana de simplicidad, seriedad y espíritu pacífico pero decidido. Lee también utilizaba a menudo el buey como alter ego; bajo esta perspectiva, Buey blanco parece revelar la lucha interior del propio artista durante un periodo de intensa adversidad. Aquí, el animal sigue adelante, aparentemente atrapado entre una determinación férrea y el agotamiento. Las pinceladas de este cuadro son deliberadas y recuerdan tanto a la pincelada de los expresionistas occidentales como a los dramáticos trazos negros de la caligrafía coreana en tinta.