En 1953, el Ministerio de Cultura soviético envió a Pen Varlen, quien vivía en Rusia, a Corea del Norte, donde pasó quince meses enseñando el realismo socialista en la Universidad de Bellas Artes de Pyeongyang. Esta obra muestra un estilo típico de la escuela de pintura de Leningrado, que entremezcla el realismo académico con el impresionismo. Tras la guerra de Corea, las Coreas del Sur y del Norte mantuvieron conversaciones de armisticio entre 1951 y 1953 en Panmunjeom, donde también intercambiaron prisioneros de guerra. Pen, quien pisó por primera vez su patria por esas fechas, pintó la sala de conferencias como testigo del histórico acontecimiento.