A principios de la década de 1960, los Bell Telephone Laboratories de Nueva Jersey se convirtieron en un centro de exploración de las posibilidades creativas de las computadoras en gráficos, cine, música y otros medios. Los innovadores ingenieros y científicos que trabajaron en Bell Labs incluyeron a Kenneth C. Knowlton, A. Michael Noll, Leon D. Harmon, Max Mathews y otros, quienes crearon sus propias obras (obras de Harmon, Knowlton y Noll se exponen en las inmediaciones) o se asociaron con artistas como Stan VanDerBeek y Lillian Schwartz (cuyas películas pueden verse en esta galería y en la anterior). Dado que se requerían conocimientos de programación, la colaboración entre artistas y científicos era habitual en la creación de las primeras obras de arte realizadas con computadoras.

Otros núcleos de creatividad informática eran las universidades que disponían de computadoras centrales y de profesores de los departamentos tanto de arte como de ciencias abiertos a la colaboración. Entre ellas se encontraban la Universidad de Nuevo México (Albuquerque), la Ohio State y la Universidad de Stuttgart; obras de Frederick Hammersley, Charles Csuri y Frieder Nake realizadas en estas instituciones, respectivamente, aparecen en Codificado.