Para los individuos bajo amenaza de desplazamiento, desarraigo y pérdida de comunidad, puede que las marcas de identidad tangibles cobren una significancia psíquica mayor. Ese es el rol que cumplen los textiles para Igshaan Adams, quien se identifica como queer y musulmán. En Vroeglig by die Voordeur, mediatiza la gran tradición islámica de la confección de alfombras decorativas a través del prisma de su producción en el mercado masivo contemporáneo. La plantilla para este tejido suntuoso fue un fragmento de linóleo barato —de un venerable patrón mancillado por repetición indiferente— que Adams había encontrado en el municipio “de color” cerca de la Ciudad del Cabo donde creció. Improvisando con materiales cotidianos inusuales (hilo de algodón y tiras de cuentas de colores), reparó la sección inferior gastada, de esta forma imitando los adornos que la memoria agrega a las experiencias formativas.