440
Las vistas de Juan Patricio Morlete Ruiz
Las vistas de Juan Patricio Morlete Ruiz
Francisco Martínez
México, 1687-1758
El Alma guiada por Cristo, 1732
Juan Rodríguez Juárez
México, 1675-1728
El Divino Pastor, ca. 1718
Casi con toda probabilidad, esta parábola estuvo dirigida a una comunidad de monjas de clausura. Cristo, vestido de pastor, guarda a su rebaño y distribuye el pan eucarístico. A la derecha, la Fuente de la Vida coronada por una Crucifixión simboliza el don de la vida eterna, obtenido a través de su muerte.
Miguel Cabrera
México, ca. 1715-1768
El Divino Esposo, ca. 1750
El Divino Esposo, recostado en un jardín florido, alusión al amor divino, es uno de los asuntos más imaginativos de la pintura novohispana del siglo XVIII. Los jardines místicos eran alegorías visuales de la vida monástica encaminadas a inspirar la virtud perfecta en las monjas de clausura.
Anónimo
Alegoría de la Monarquía Española con los reinos de México y Perú, ca. 1770
En esta ambigua alegoría de la Caridad, una matrona que personifica a América amamanta gustosa a un grupo de críos extranjeros. Mientras tanto, otro grupo de niños de la tierra han quedado privados de sus mismos beneficios.
Anónimo
Alegoría del Patronato de la Virgen de Guadalupe sobre el reino de la Nueva España, 1786
Juan Patricio Morlete Ruiz
México, 1713-1772
Alegoría de la Crucifixión con santos jesuitas, ca. 1760/70
Esta pintura alegórica debió ser creada para una institución jesuítica o para un miembro de la orden. Uno de los objetivos principales de la Compañía de Jesús era instar a los fieles a que se identificaran con el sacrificio de Cristo y motivarlos a que siguieran su ejemplo.
Juan Patricio Morlete Ruiz
México, 1713-1772
Alegoría de la Inmaculada Concepción como defensora de la Fe, ca. 1760
Andrés López
México, 1727-1807
El Sagrado Corazón de Jesús, 1797
La imaginería del Sagrado Corazón gozó de una gran difusión en México durante el siglo XVIII. Aunque el origen de esta devoción se sitúa en la Edad Media, no se desarrolló plenamente hasta la década de 1720, y tuvo que esperar hasta 1765 para que obtuviera reconocimiento oficial. Sus más ardientes promotores fueron los jesuitas, y en la segunda mitad del siglo fue frecuente emparejar el Sagrado Corazón con un Cristo resucitado, siguiendo la iconografía jesuítica establecida.
Andrés López
México, 1727-1807
Alegoría de la Virgen del Carmen, 1791
Esta alegoría politizada muestra a la Virgen del Carmen alada como Mujer del Apocalipsis, blandiendo un estandarte en defensa de la Monarquía y la Eucaristía. La obra fue encargada por el canónigo Mariano Escandón y Llera (1745-1814), II conde de la Sierra Gorda, para agradecer al rey de España la concesión de la gran cruz y hábito de la Orden de Carlos III.